viernes, 9 de noviembre de 2012

Misántropo, ma non troppo, de Juan Antonio González Iglesias


Que no te pase a ti con los misántropos
lo mismo que a los hombres con los hombres"
(Meditaciones, 7, Marco Aurelio)

Durante veinte años he tratado
con muy pocas personas. Desatento
a todo lo que no fuera solsticio
o equinoccio,
en la soberanía del invierno
y el verano
celebraba mis fiestas
esperándote.
Adonde me invitaban no acudí.
¿El motivo? Uno solo:
me concentro mejor en un ciprés
que en las conversaciones.
Así he concluido
que cada árbol es un incontable
como el agua.
Así son cada vez más las personas
a las que quiero mucho y veo poco.
Un ángulo me basta,
un libro y un amigo, un sueño breve.
Tiempo para el amor es lo que pido.
En los actos sociales pienso en ti.
Casi siempre
entre el ruido de copas, de palabras,
llega cierto momento en el que pienso:
Necesito urgentemente ver a un limpio de corazón.
Hablar con él. Guardarme entre sus brazos.
Descansar mi cabeza
encima de la roja frecuencia de su vida.
Únicamente esto.
que en los actos sociales pienso en ti.


(Un ángulo me basta, Visor, 2002)

jueves, 18 de octubre de 2012

martes, 9 de octubre de 2012

Víctor Botas

Leo la poesía completa de Víctor Botas.  Apenas conocía a este autor.  A veces no apetece decir mucho.  Creo que alguna de mis tardes más felices (y no sé si es feliz la palabra, pero qué importa) han consistido en eso: leer y callar.  Después de ese silencio vienen, si vienen, las palabras.

NO SER EN MODO ALGUNO

Qué bueno
no ser en modo alguno
imprescindible
como lo son tantísimos.
                                           Sin duda
ha de ser agobiante ese saberse
necesario
como el insomne dios de los teólogos.

Víctor Botas, Poesía Completa (Edición y prólogo de José Luis García Martín), Siltolá, 2012.


domingo, 7 de octubre de 2012

Cariñena, de Antón Castro.


Lo último que había leído de Antón Castro era El testamento de amor de Patricio Julve, una hermosa reedición en Xordica de una colección de historias publicada en Destino, hace tiempo agotada. Me pareció su mejor libro (aunque a los autores nos guste poco que comparen a nuestros hijos), así que cuando me dispuse a leer este Cariñena – su nueva obra, editada por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen del vino con el mismo nombre-.pensé en beber más de lo mismo: el potente sabor del párrafo enjundioso mezclado con el aroma del vino de aquí. Pues no. Hay una ausencia total de la intensidad telúrica de aquellas narraciones, de su pasión arrasadora y, sin embargo, lo arrollador aquí es la sencillez, su tímida poesía, quizá porque -autobiográfica como el autor reconoce a esta obra-, quedó preso mientras la escribía del recuerdo del joven que fue, aquel objetor que en 1978 huyó de su Galicia natal y empezó a buscar trabajo en la vendimia de estas tierras.  Lo cierto es que ha conseguido trasladar a unas líneas escritas en 2012 su naturalidad y su suave misterio. Junto al tema del vino, recio y oloroso, la experiencia personal, aún tan en blanco. Es realmente un libro que respira autenticidad (qué bien relatado el encuentro con esas gentes y su manera de ser, qué perplejidad sin aspavientos la de aquel chico que anotaba sensaciones y palabras). Me parece uno de los logros más importantes del libro, esa precisión sin estridencias. Vemos claramente a aquel Filiño, taciturno y gallego, inexperto y medio enamorado (como actitud mental que tal vez era ya crónica), frente al cierzo, las palabras nuevas, la dureza del trabajo y la incertidumbre vital.  Me ha encantado leerlo. Me gusta ir descubriendo, como el que anda un paisaje, los distintos registros de un mismo autor. 

viernes, 21 de septiembre de 2012

Un poema de Rosario Troncoso

Rosario Troncoso, El eje imaginario, Ediciones En Huida, 2012, 57 pp.   
 
Rosario me envía su Eje imaginario.  La fuerza del color del libro envuelve, esconde (y protege) una delicada fragilidad. 

FRAGILIDAD

Anoche en el silencio fui frágil.


El aire licuó la sangre y los huesos.


Los restos del pasado y de la carne

se aferraban con fuerza a mis tobillos
como monstruos ciegos bajo la cama.

El frío, a dentelladas, arrastró mi voz

eternamente lejos.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Digo vivir, de Blas de Otero

Uno de los poemas que siempre acaban por volverme a la cabeza...


  DIGO VIVIR

Porque vivir se ha puesto al rojo vivo.
(Siempre la sangre, oh Dios, fue colorada.)
Digo vivir, vivir como si nada
hubiese de quedar de lo que escribo.

Porque escribir es viento fugitivo,
y publicar, columna arrinconada.
Digo vivir, vivir a pulso, airada-
mente morir, citar desde el estribo.

Vuelvo a la vida con mi muerte al hombro,
abominando cuanto he escrito: escombro
del hombre aquel que fui cuando callaba.

Ahora vuelvo a mi ser, torno a mi obra     
más inmortal: aquella fiesta brava
del vivir y el morir. Lo demás sobra.


Blas de Otero


jueves, 13 de septiembre de 2012

Un centro fugitivo, de Álvaro Valverde

TERRITORIO VALVERDE


(publicado en el suplemento cultural del periódico Heraldo de Aragón-
 Artes&Letras nº 389- 13/09/2012)

lunes, 10 de septiembre de 2012

Zaragoza (vista por Círculo Fotográfico de Aragón)


Septiembre es el mes de la vuelta a casa.  Zaragoza.  En esta ocasión, la traigo aquí vista por  Círculo Fotógráfico de Aragón, que, a través de la Diputación Provincial, publicó hace unos meses un libro cuya presentación tendrá lugar el próximo día 25 en el Teatro Principal, a las 7 de la tarde. María Teresa Gómez Puertas tuvo la cortesía de regalármelo recién salido del horno.  De ella son estas preciosas fotografías que guardan dos puentes tan distintos sobre el mismo río: el Ebro que le dio a esta ciudad la excusa perfecta para nacer aquí. 


No es una guía turísitica ni un folleto publicitario, se trata más bien de una colección de miradas sobre la ciudad, sobre sus lugares clásicos, sus lugares comunes y sus rincones.  De todos ellos obtenemos una nueva versión, otra perspectiva. La pluralidad de autores y estilos aporta una visión poliédrica que nos hace entenderla de una forma algo caótica, pero así son todas las ciudades vivas, esculpidas por el tiempo y los ojos de la gente. Gracias a CFA por este gran libro.

Zaragoza permanece y posa, a veces, como una actriz. Pasen y vean:

 Fotografías:

viernes, 6 de julio de 2012

SILTOLÁ



Extiendo sobre la mesa los últimos libros que Javier Sánchez Menéndez me envió, como hace habitualmente.  Muchas novedades de Siltolá y su propia obra, aparecida en Los papeles del sitio: Teoría de las inclinaciones.  

Pienso que esta imagen no es solo la de la generosidad, sino la de un pequeño gran triunfo.  Recuerdo que hace apenas tres años, cuando Javier me propuso publicar mi primer poemario en Siltolá, la editorial era todavía una idea.  Hoy es una realidad que aúna pluralidad de colecciones, autores y voces junto a una forma de publicar en la que se mantiene una relación calidad-precio de las más interesantes en el panorama nacional.  Desde el papel a la tipografía, me consta que se cuida cada detalle como si cada libro y cada colección fuesen una pequeña obra de arte. 

A veces las cosas salen, avanzan, crecen.  Y yo me alegro infinitamente. No se trata esta vez de hablar de los autores, pues de alguno me ocuparé más adelante.  Pero no habría libros si no hubiese iniciativas así, iniciativas que nacen vivas aunque algunos miren siempre por encima del hombro de los sueños.  Tu mejor respuesta: los libros encima de la mesa. 

Enhorabuena y gracias, Javier. 

     http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/06/12/andalucia/1339520380_216033.html
Clic aquí 


viernes, 8 de junio de 2012

Mudanzas de la voz, de Enrique Villagrasa


MUDANZAS DE LA VOZ,  de Enrique Villagrasa.
Libros del Innombrable, colección Los libros del señor Nicolás, Zaragoza, 2011, 63 pp.

Enrique Villagrasa (Burbáguena, Teruel, 1959) es poeta, periodista y crítico literario. Como poeta nos ha dejado ya más de veinte títulos: Memoria impenitente, Sílaba del anochecer, La ofrenda, Límite infinito, Línea de luz, Paisajes… ha sido traducido al inglés, francés, italiano, árabe y ruso, ha sido incluido en diferentes antologías y también premiado en varias ocasiones (premio León Felipe en 2004; premio “Nuove Lettere” del Instituto Italiano di Cultura di Napoli en 2008).  Como periodista y crítico literario hemos podido leerle en revistas como Turia, Qué Leer, Artes&Letras (suplemento del Heraldo de Aragón) o El vuelo de Ícaro (suplemento del Diario de Avisos de Tenerife). 

Nacido en un momento que situó su voz poética entre los últimos y más deslumbrantes brillos de los jóvenes novísimos, la primera poesía de la experiencia y, como contrapunto,  el baúl sin fondo de lo que se dio en llamar poesía de la diferencia, sus versos hicieron su propio camino entre las preguntas, las dudas, el miedo y la libertad.

No es extraño que su último libro se titule Mudanzas de la voz (Libros del Innombrable, Zaragoza, 2011) pues para el autor “El poeta experimenta en el poema/todas las formas de la nada y el azar/ del lenguaje en el lenguaje. /Todo mudanzas de la voz.”   A esa experiencia metalingüística se ha entregado, sin red ni etiquetas que lo amparen, con decisión (“Lucha, mata, / por robarle/ al silencio/ sus palabras”) pero también con humildad de siervo (“Desencarnar, tal vez sea la belleza mística. / Buscar la humildad no la soberbia. /Tras festejar el instante.”)  En ese instante piensa y en él cifra el peso de su poesía, hacia esos territorios se dirige mientras le acompañamos en la lectura: “Poesía: canto y cuento/ recordaba el maestro. / Realidad inventada, /espacio- tiempo contenido/ como palabra mágica, / cual paisaje”.

Las dudas parecen a veces convertirse en certezas oscuras que llenan su aliento poético de un cierto nihilismo existencial que acaba por destruir  la fe en el motivo de las “mudanzas”, en la verdad de su propia poesía.  Nos estremece la sombría seguridad de estas palabras sencillas y contundentes: “Allí donde está  ella tú no estás  ni tu poema salvaje podrá sustituir a esa mujer que creías amar”, y la sospecha final, inundada de fracaso: “Tal vez todo sean mudanzas del miedo, no de la luz”. 

Es precisamente el miedo el tema central del poema más extenso de este libro cuajado de pensamientos breves e intensos golpes poéticos.  Nada en esta obra parece casual, toda forma está preñada de significado  y toda alusión a la forma nos avisa de que tampoco el dominio de ella nos asegura victoria alguna: “La poesía no encontrará/ su destino prisionera. / La inspiración ha perdido/ la batalla ante la artesanía”.   Quizá todo ello le lleva a sentirse perdido.  “Estoy en el centro de la noche”, nos dice su voz, pero como la vida es sendero y el libro se construye sobre las mudanzas de esa voz y su cambiante sonoridad de pensamiento, también sabe decirnos (y decirse a sí mismo); “Qué verso persigues en la oscuridad del sueño, si estás dormido.  Despierta poeta que sólo se sueña en gerundio”.

Un libro, en fin, que sabe hacerse camino, nuestro y suyo, mientras lo andamos. 

OLGA BERNAD





Reseña publicada en la Revista de Poesía Isla de Siltolá, nº 7, enero-abril 2012,que acaba de aparecer. Nómina completa: aquí.

jueves, 10 de mayo de 2012

martes, 1 de mayo de 2012

...y tres libros de Ediciones Liliputienses



Hoy hablamos nuevamente de tres autores en una sola entrada.  Y es que, además de  nombrar a Frank Baez, Martín Gambarotta y Gladys González, la entrada quiere estar dedicada a una iniciativa: Ediciones Liliputienses, claro ejemplo de grandeza en un mundo difícil y lleno de estrechez (de miras).  Ediciones diminutas solo en el número de ejemplares, notables sin embargo en la intención y el esfuerzo a la hora de mostrar autores y poesía.  En un momento en que lo fácil es hablar de lo difícil que es dar un paso, algunos demuestran el movimiento andando.  Bajo la batuta del poeta José María Cumbreño, quien amablemente me envió estos ejemplares a través de nuestro común amigo, Elías Moro, esta editorial parece dispuesta a abrirse un pequeño hueco, el suyo, en nuestras mesillas.  Acérquense a estos libros, lo merecen.

ALUMBRADO PÚBLICO

No te quiero muerta
no te quiero
tirada en la calle
con la ropa interior
en las rodillas
las medias rotas
alrededor de tu cuello
amarradas
a un alumbrado público
no te quiero muerta
no te quiero
con la boca llena de agua
los perros
rasgándote los ojos
en un canal
hasta que tu cuerpo desaparezca
por tiras
entre los bares
de esta ciudad
no te quiero muerta
no te quiero
golpeada
con la mandíbula rota
desfigurándote el rostro.

Gladys Gónzález, Última noche 

***
MIRAMAR, 1986

Recuerdo esa noche de 1986
en que todos los vecinos se subieron 
en las azoteas de las casas
a ver el paso del cometa Halley.

Destaparon cervezas y bebieron por horas
hasta que alguien anunció que ahí estaba y entonces
todos en sus azoteas se pusieron en pie
y aplaudieron cuando lo vieron pasar por el cielo
como un candidato en campaña.

Han pasado veinticuatro años.
Dentro de cincuenta y dos pasará de nuevo.
Igual que un espermatozoide extraviado
en el útero de una adolescente,
tratará nuevamente de fecundar el planeta.

Frank Baez, Postales

***
35

En la lista de alguna repartición sus nombres
marcados con una equis.  La inercia del cielo,
casi un organismo.  Pero esos chicos 
sueñan que son televisores
no saben declinar sus verbos
pasado, presente y futuro
futuro perfecto para enfocar
una luz contra la pared
-en el cuerpo desnudo hinchado por el sueño-
y pelear con la sombra.

Martín Gambarotta, Punctum

lunes, 16 de abril de 2012

Tres libros de Baile del Sol



La editorial BAILE DEL SOL acaba de cumplir, el pasado enero, sus primeros veinte años de andadura. Se distingue esta editorial por ofrecer una oportunidad de publicación a escritores noveles, así como por la especial atención que presta a los escritores canarios.   Tienen la gentileza de enviarme, también como regalo de cumpleaños, algunos de sus libros.    Me decido por la poesía, que es siempre un género más olvidado, y recibo dos volúmenes de su colección: Las cenizas de Salvochea, de David Francisco Monthiel y El buen amor siempre tiene dientes en la boca, de Rosana Curiel Defossé.  Me llega también un tercer libro: Otros domingos, de Dolores Campos-Herrero, que forma parte de una hermosa colección –Plenilunio-, dedicada a las antologías.  Algo de lo encontrado, para buscadores:

DOLORES CAMPOS- HERRERO

CONTRACUENTO

Cuando crezcas,
serás una niña triste.
Fea, sin los ojos de almíbar.
Sin grandes salones
ni prudencia.

Cuando crezcas
se te resistirán los nombres,
las palabras, la voluntad
de un niño, la vida entera.

Pasarán los años y, un día, te casarás
con un zapatero torpe, maloliente
y pobre.  Y quizá, por un error estúpido,
pasarás tres inviernos de hambre
y de miseria.  Pero eso no será todo
porque esto también
es lo que te dice el cuento:
Que una noche, cuando estés
a punto de dejar tu condición
de gleba, te pincharás con
el huso de una rueca.
Y dejarás de crecer para habitar
el olvido.  Y nadie sabrá nunca
de tu cuna de reina.

***

ROSANA CURIEL DEFOSSÉ

DE TOCAR

Tus manos,
jícaras ramificadas,
se liberan del sueño a brincos
mientras la tierra te seduce
y le otorga a tu nariz tinta de la noche.
Nada más grande ni más dulce
que el triunfo de tus dedos de piso, paleta y perro,
justo antes del minuto cobarde
en que el agua y la espuma
le cortan la última flor
a todas sus batallas.

***

DAVID FRANCO MONTHIEL

EL LOGO FEROZ

NUEVOS MOSQUETEROS
Todo para unos
y
todo para unos.

EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA
Usted de pan de molde
tiene más necesidad
que de respeto

LOOP DE JUAN 1:29
Cordero de dios:
Quita el mercado del mundo.

UP TO LEXINTON, 125
Atesorar conciencia deprime.
Oh, sus hermosas farmacias.

ABAJO LA INTELIGENCIA
Pelead por separado.
Os venceremos a todos juntos.

LOS NEGOCIOS DEL SEÑOR JULIO CÉSAR
Al césar lo que es del césar.
Veintitrés puñaladas.


LIEBNECHT

Cuando el enemigo nos aplaude:
¿Qué tontería habremos dicho?
¿Por cuánto querrá comprarla?


LOS AMOS SIN ESCLAVOS

Aún recuerdo aquello que me dijo
cuando acariciamos la espuma quemante,
cuando nos bebimos el cáliz del desarreglo:
Vivir conmovido pero no desconsolado.
Vivir furioso
pero nunca cegado por el odio.   

viernes, 13 de abril de 2012

Poesías Completas, de José Luis Hidalgo

¿QUÉ SABES?

¿Qué sabes?, dime.  Oscureciendo
yaces sobre tu sombra muerto y solo
como una luna triste derribada
por el viento amarillo del otoño.


Yo sé que existe el mar, tú no lo sabes.
Yo sé que existe el mar, lejos, remoto,
y que la tierra late dulcemente
bajo mi pie desnudo, si la toco.


Tú sabes más que el mar. Tan hondo vives, 
que he llegado hasta ti y no te conozco.
La tierra no comprende tu mirada.
Sólo a la eternidad miran tus ojos.


Del libro Los muertos, incluido en las Poesías completas de José Luis Hidalgo, publicado por DVD  Ediciones en el año 2000.  Con prólogo de Juan Antonio González Fuentes.

viernes, 30 de marzo de 2012

Desertores de Dios, de Francisco Javier Aguirre

ENTRE DIOS Y OTROS LABERINTOS

Francisco Javier Aguirre, Ediciones Nuevos Rumbos, Colección Fuera de Serie, Zaragoza, 2012, 222 pp.

Desertores de Dios nos introduce en una habitación desconocida, una pequeña sociedad cerrada dentro de la nuestra: la vida en una congregación religiosa. Al leer esta novela colocamos otra pequeña tesela para comprender mejor el mundo. Estos círculos concéntricos tienen un núcleo central: el personal, encarnado en el protagonista.  Y cada uno de ellos posee también una exacta correspondencia temporal. La novela presenta una acción real de aproximadamente dos horas, ese es su recorrido cronológico, pero se desarrolla en las reflexiones de una hora simbólica, la “Hora Santa”, y abarca psicológicamente casi medio siglo de recuerdos que el personaje central desgrana. El ensamblaje transparente de tiempos y mundos nos obliga a prestar una atención tan precisa como la palabra a través de la que el autor nos guía por su laberinto, con rigor y claridad, pero sin excesivas complacencias. Debemos estar atentos.

La novela comienza poniéndonos un secreto ante los ojos. “Un sobre cerrado, lacrado, una pesadilla”. Una madre moribunda deja una carta para su hijo. Toda confesión promete otro lado de la realidad, hace temblar los cimientos de nuestras seguridades. Abrir el sobre es acceder a otrasabiduría y, tal vez, como a los primeros hombres, lo que aprendamos nos expulse del paraíso.

Desertores de Dios hace alusión a esos niños de la posguerra que fueron dirigidos hacia los seminarios en un intento por obtener un porvenir y un nivel educativo inalcanzable de otra manera. Algunos de ellos permanecieron internados en instituciones religiosas desde la temprana edad de 11
años. No todos eran, por tanto, casos de verdadera vocación y eso llevó a que muchos acabaran “desertando “, abandonando un mundo que no habían elegido pero que formaría parte de ellos para siempre.

Los recuerdos nos adentran en aquel territorio complejo de voluntad, dudas, fe, intereses, tentaciones y valor. Grandezas y miserias. Verdades y mentiras. El autor nos hace sentir la fuerte presencia del grupo y su influencia sobre el individuo, el peso de la comunidad sobre el protagonista. Nos extrañamos y lo comprendemos perfectamente, notamos la dureza de la Hora Santa, sentimos físicamente sus calambres por la inmovilidad del momento de reflexión y, a la vez, volamos con su pensamiento. Estamos en su encrucijada.

La obra. inteligente y sobria, dura y hondamente tierna, tiene también el atractivo de la novela negra, su suspense recóndito que nos hace dudar de todo y de todos. Desconfiamos de interpretar bien palabras y miradas. Frente a la “normalidad” de la postura exterior, el mundo interior se vuelve una tormenta de la que no sabemos si saldremos… o si nos dejarán salir.

 
Olga Bernad 
(publicado en el suplemento cultural de Heraldo de Aragón- Artes&Letras nº 374- 22/03/2012)
Reseña recogida en la página Web de la editorial NUEVOS RUMBOS 


miércoles, 7 de marzo de 2012

Poemas de Joan de la Vega

Joan de la Vega me envía amablemente dos de sus libros: La montaña efímera (2011) y Una luz que viene de fuera (2012), ambos publicados en Paralelo Sur Ediciones.  Dedico el fin de semana largo a leerlos y pensarlos, me hacen más agradable la estancia en cama por una gripe malvada y salvaje.  Así, con esa calma extraña que  ya solo tengo si me pongo enferma, esa sensación de lunes sin cole, parón y agradable soledad, reflexiono sobre la comunicación y sus nuevas modalidades.  Conocí al autor por esos lugares que se llaman redes sociales,  redes tan usadas como criticadas, y de las cuales yo procuro extraer las pepitas del oro en vez de ocuparme del barro, del que siempre somos un poco culpables. Recorro los versos en un tempo lento con vapores de menta y encuentro el diálogo del autor consigo mismo.  Ese tan necesario. Después, compartir lecturas como uno comparte versos propios, como lanzando al mar una botella transparente y frágil.

Admirador de qué
discípulo de quién

nada importa 
si hoy
las hogueras del sol
se niegan a brillar
con esa fuerza anónima
que lo rehace 
todo.

****************

De nada ha servido
llegar a este punto
si vienes tú
ahora
para hablarme
de versos malditos 
o modernos
de fatuos
reconocimientos
de alegrías ínfimas

no entendiste aún
que las hojas de este
venerable roble
enmudecidas
son tus más certeras
compañeras de viaje.


Joan de la Vega (Una luz que viene de fuera)

Joan de la Vega (Santa Coloma de Gramanet, 1975) dirigió la editorial La Garúa de 2004 a 2010.  Es autor de varios libros, entre ellos Intihuatana (Seuba Ediciones,2002), Ladino (Trea, 2006) y Trilces trópicos.  Poesía emergente en Nicaragua y El Salvador (La Garúa, 2006).  Fue incluido en Campo abierto.  Antología del poema en prosa en España (DVD Ediciones, 2005) y sus poemas han aparecido en revistas como Alhucema, Turia, Nayagua o Paralelo Sur.                   

viernes, 2 de marzo de 2012

Una rima, de Juan Manuel Macías

La primera vez que leí este poema me quedó una sensación de sorpresa. Pensé que no todo el mundo puede hacer una rima ni nombrar  la luna y salir ileso. Sepultada por los prejuicios del oído moderno (y quizá por la imposibilidad de enmascarar carencias más fácilmente disimulables envueltas en otras formas), la rima nos interroga sobre el concepto de originalidad.  Algo de valentía y mucho de talento hace falta para enarbolar con sencillez esta bandera, siquiera por un momento.  La libertad  también es así; la gana es sagrada.

UNA RIMA

Una rima es un péndulo muy serio,
arco iris con billete de ida y vuelta
de tus párpados al centro del misterio.

Qué raro cautiverio
licuarse entre la lluvia más esbelta,
dejarse columpiar por las campanas
en la tarde erigida de manzanas
y hablar al viento en íntimo salterio.
Vibrar con los sedientos arenales,
llanto desesperado de resquicios
por hacer sonar tu pelo entre un corro de puntos cardinales.

Una rima es un faro de pupila alterna
para peinar con siglos y leyendas la ola
y humedecer tu lenta espalda con precipicios.
Aldebarán derrama la estela roja de su linterna;
rema y rema violín y barcarola,
y enarbola sin miedo la bandera
del ágil minutero pulsador de oceanos
que gira por la tierra (peonza o calavera.)

Una rima es la luna mensajera,
periódica hilandera
de mi sombra a la palma de tus manos.

Juan Manuel Macías
(De Cantigas y cárceles, Eciones de la Isla de Siltolá, 2011))

jueves, 2 de febrero de 2012

En la cama con la muerte, de Luis Alberto de Cuenca

Luis Alberto de Cuenca, Ediciones de la Isla de Siltolá, Colección Anejos de Siltolá, Sevilla, 2011.  69 pp.
 


La última entrega de la colección Anejos de Siltolá  es En la cama con la muerte, de Luis Alberto de Cuenca.  Junto a una selección de 25 poemas de tema fúnebre, podemos disfrutar de las fotografías de Miguel Fernández-Pacheco y Marcela Lieblich, formando un volumen de soberbia factura.

La poesía de Luis Alberto de Cuenca bebe, como él mismo reconoce, de la Antología Palatina, colección de epigramas de época helenística y romana.  Algunos de los epigramas más hermosos eran, precisamente, los funerarios.  A pesar de su temática, el libro dista mucho de resultarnos tétrico u oscuro; al contrario, junto a la tristeza (“Cuando Shakespeare murió, ya estaba triste”) está la memoria (“Cnoso”, “Sueño de mi padre” o “Cuando pienso en los viejos amigos”) que deja en el autor –y en el lector- “la extraña sensación de no sentirme solo/ y la complicidad de una franca sonrisa”.

El libro es también una invitación a la vida (“Collige, virgo, rosas”) y una mirada sobre la muerte llena de estoicismo y elegante nostalgia, y no exenta de un canallesco sentido del humor que no acepta tabúes.  Incluso el suicidio es susceptible de ser tomado con ironía y la muerte puede ser una amante en cuyo lecho nos sorprendan; y es que, como dice el autor “el amor y la muerte han estado muy cerca desde el principio”. Así nos lo expresa en la soleá  cuyo último verso da título al libro: “Maldita sea mi suerte/ mi novia me ha sorprendido/ en la cama con la muerte”.

En el fondo, una publicación para el placer.  


Publicado en la revista Artes&Letras, nº 367, 02/02/2012
Suplemento cultural del periódico Heraldo de Aragón

jueves, 26 de enero de 2012

Noches del mes de junio, de Jaime Gil de Biedma

                                                                                 A Luis Cernuda
Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.

Eran las noches incurables
y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.

Cuántas veces me acuerdo
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas, las lágrimas
por ser más que un hombre, cuánto quise
morir
         o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
                                    Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es como la esperábamos.


Jaime Gil de Biedma

miércoles, 4 de enero de 2012

Donde perece un dios estremecido (Antología poética de Miguel Labordeta)

MIRA Editores, Zaragoza, 1994, 270 pp.
Vuelvo a leer este Retrospectivo existente de Miguel Labordeta (Zaragoza 1921-1969) y vuelvo a pensar en su poesía.  Unos cuantos libros (Sumido 25, Violento idílico, Transeúnte central, Epilírica y Los Soliloquios), creo que ya inencontrables.  Antonio Pérez Lasheras y Alfredo Saldaña publicaron en la década de los noventa Donde perece un dios estremecido, una antología que supuso para mí, hace tres o cuatro años, todo un descubrimiento.  Es el libro  de poesía que más he regalado, especialmente a mis amigos de fuera de Aragón. Regalé incluso mi propio ejemplar.  Y hoy he vuelto a encontrármelo, en ese rincón pequeño que algunas librerías aún reservan a la poesía.  Me ha mirado desde la portada con un cierto reproche y, sí, me lo he traído a casa.  Extrañamente nuevo.  Otra vez.

RETROSPECTIVO EXISTENTE

Me registro los bolsillos desiertos
para saber dónde fueron aquellos sueños.

Invado las estancias vacías

para recoger mis palabras tan lejanamente idas.

Saqueo aparadores antiguos,

viejos zapatos, amarillentas fotografías tiernas,

estilográficas desusadas y textos desgajados del Bachillerato,

pero nadie me dice quién fui yo.
 
Aquellas canciones que tanto amaba
no me explican dónde fueron mis minutos,

y aunque torturo los espejos

con peinados de quince años,

con miradas podridas de cinco años

o quizá de muerto,

nadie,

nadie me dice dónde estuvo mi voz

ni de qué sirvió mi fuerte sombra mía

esculpida en presurosos desayunos,

en jolgorios de aulas y pelotas de trapo,

mientras los otoños sedimentaban

de pálidas sangres

las bodegas del Ebro.
 
¿En qué escondidos armarios
guardan los subterráneos ángeles

nuestros restos de nieve nocturna atormentada?

¿Por qué vertientes terribles se despeñan

los corazones de los viejos relojes parados?

¿Dónde encontraremos todo aquello

que éramos en las tardes de los sábados,

cuando el violento secreto de la Vida

era tan sólo

una dulce campana enamorada?

Pues yo registro los bolsillos desiertos

y no encuentro ni un solo minuto mío,

ni una sola mirada en los espejos

que me diga quién fui yo.