MUDANZAS DE LA VOZ, de Enrique Villagrasa.
Libros del Innombrable, colección Los libros del
señor Nicolás, Zaragoza, 2011, 63 pp.
Enrique Villagrasa (Burbáguena, Teruel, 1959) es
poeta, periodista y crítico literario. Como poeta nos ha dejado ya
más de veinte títulos: Memoria impenitente, Sílaba del anochecer, La ofrenda, Límite infinito, Línea de luz, Paisajes… ha sido traducido al inglés, francés, italiano,
árabe y ruso, ha sido incluido en diferentes antologías y también
premiado en varias ocasiones (premio León Felipe en 2004; premio “Nuove
Lettere” del Instituto Italiano di Cultura di Napoli en 2008).
Como periodista y crítico literario hemos podido leerle en revistas
como Turia, Qué Leer, Artes&Letras (suplemento del Heraldo de Aragón)
o El vuelo de Ícaro (suplemento del Diario de Avisos de Tenerife).
Nacido en un momento que situó su voz poética
entre los últimos y más deslumbrantes brillos de los jóvenes novísimos,
la primera poesía de la experiencia y, como contrapunto, el baúl
sin fondo de lo que se dio en llamar poesía de la diferencia, sus versos
hicieron su propio camino entre las preguntas, las dudas, el miedo y
la libertad.
No es extraño que su último libro se titule Mudanzas de la voz
(Libros del Innombrable, Zaragoza, 2011) pues para el autor “El poeta
experimenta en el poema/todas las formas de la nada y el azar/ del lenguaje
en el lenguaje. /Todo mudanzas de la voz.” A esa experiencia
metalingüística se ha entregado, sin red ni etiquetas que lo amparen,
con decisión (“Lucha, mata, / por robarle/ al silencio/ sus palabras”)
pero también con humildad de siervo (“Desencarnar, tal vez sea la
belleza mística. / Buscar la humildad no la soberbia. /Tras festejar
el instante.”) En ese instante piensa y en él cifra el peso
de su poesía, hacia esos territorios se dirige mientras le acompañamos
en la lectura: “Poesía: canto y cuento/ recordaba el maestro. / Realidad
inventada, /espacio- tiempo contenido/ como palabra mágica, / cual
paisaje”.
Las dudas parecen a veces convertirse en certezas
oscuras que llenan su aliento poético de un cierto nihilismo existencial
que acaba por destruir la fe en el motivo de las “mudanzas”,
en la verdad de su propia poesía. Nos estremece la sombría seguridad
de estas palabras sencillas y contundentes: “Allí donde está
ella tú no estás ni tu poema salvaje podrá sustituir
a esa mujer que creías amar”, y la sospecha final, inundada de fracaso:
“Tal vez todo sean mudanzas del miedo, no de la luz”.
Es precisamente el miedo el tema central del poema
más extenso de este libro cuajado de pensamientos breves e intensos
golpes poéticos. Nada en esta obra parece casual, toda forma
está preñada de significado y toda alusión a la forma nos avisa
de que tampoco el dominio de ella nos asegura victoria alguna: “La
poesía no encontrará/ su destino prisionera. / La inspiración ha
perdido/ la batalla ante la artesanía”. Quizá todo ello
le lleva a sentirse perdido. “Estoy en el centro de la noche”,
nos dice su voz, pero como la vida es sendero y el libro se construye
sobre las mudanzas de esa voz y su cambiante sonoridad de pensamiento,
también sabe decirnos (y decirse a sí mismo); “Qué verso persigues
en la oscuridad del sueño, si estás dormido. Despierta poeta
que sólo se sueña en gerundio”.
Un libro, en fin, que sabe hacerse camino, nuestro
y suyo, mientras lo andamos.
OLGA BERNAD
Reseña publicada en la Revista de Poesía Isla de Siltolá, nº 7, enero-abril 2012,que acaba de aparecer. Nómina completa: aquí.
2 comentarios:
Gracias por la informaciòn,he leido algunos de los libros de Enrique Villagrasa y me gusta mucho,el titulo de èste libro me lo anoto y apenas pase por la libreria me lo compro.Un abrazo.Maria Z.
Estoy segura de que te encantará, María. Bienvenida a este blog de lecturas.
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