Antonio Serrano Cueto es autor de relatos incluidos en varias antologías y de publicaciones académicas propias de su labor universitaria, pero es en No quieras ver el páramo donde el escritor da a conocer su poesía, pasión que le ha acompañado durante toda su vida hasta cuajar en este primer poemario. Su voz reclama una mirada detenida sobre el tiempo que avanza sucesivo e invencible y que, irremediablemente, se escapa o ya murió: “devolvedme la luz de mis ancestros/ su sordo caminar sobre la tierra”.
A lo largo de sus cuarenta y tres poemas, esa llamada a guardar el instante y el canto a la derrota de perderlo se visten de un clasicismo que afecta al fondo y a la forma –el poeta es Profesor Titular de Filología Latina en la Universidad de Cádiz y pocos géneros hacen tan imposible huir de lo que somos como el que nos ocupa- y de brillantes notas culturalistas, pero también de una sencillez y una libertad que implican una revisión ecléctica de las concepciones previas que nutren su escritura.
Sus versos se entregan a un rigor que busca claridades. Desde ellos nos hace llegar un cierto vitalismo teñido de una sensualidad nostálgica. Pero la voz poética no nos engaña, es una poesía escrita desde el páramo, como nos dice nada más comenzar: “Del páramo/ te traigo el desabrigo/ la ciega quemazón de la extrañeza”. Y ese parece ser el destino inevitable para la “desconcertada voz de la inocencia” con la que el autor conversa en el poema que da título al libro: “Pero aquí arriba llueve y hace frío/ y arrecia la intemperie. Tan a solas. / No quieras todavía ver el páramo”.
(Publicado en Heraldo de Aragón, Revista de Artes y Letras, 25-11-2010)
4 comentarios:
¡No la leí! Veré la forma de hacerme con un periódico atrasado, quisiera guardarla.
Una reseña deliciosa.
Felicidades, señorita.
Gracias, Durrell. Fue una experiencia intentar hablar de un libro, de su autor, citar algunos versos... en 1600 caracteres (poquísimos para mi gusto;-)
Me alegro de que te agrade la reseña, y espero que te leas también el libro, hombre.
Qué bueno veros a ti y a Antonio reunidos en el Heraldo de Aragón.
Abrazos a los dos
Gracias, Gemma; me gusta mucho escribir sobre los demás.
Abrazos de vuelta, sister.
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