En mi vida ha habido muchos libros importantes. Estoy convencida de que algunos me cambiaron irremediablemente, tal vez no siempre para bien. Con cierta distancia, una acaba mirando hacia atrás, a veces, con un cierto sonrojo. Pero hay libros que llegan en momentos muy concretos, como si ese libro y ese momento hubieran venido a bailar un tango raro contigo. Creo que eso me ocurrió con Rayuela, de Julio Cortázar.
Lo compré casi por casualidad a los dieciocho años. Acababa de empezar segundo de Filología y me creía una intelectual (y ni siquiera me consideraba precoz), también acababa de volver de París y tenía muy fresco el primer viaje que -en contra de la opinión de mis padres- había realizado sola o en compañía de otros que ya no eran ellos. Lo abrí y tuve la sensación de que yo no había visto París, de que posiblemente nunca lo vería del todo y de que la palabra intelectual me iba a quedar grande para siempre. Sin ningún recurso para frenar la admiración (y ninguna gana) casi puedo recordar cómo me fue invadiendo mientras lo leía -en sus varios órdenes y en otros más caóticos- y aún me sorprendo muchas veces buscando esa edición de Cátedra, absolutamente destrozada, entre el montón de mi mesilla, en la guantera del coche o en uno de los fondos mistéricos de los bolsos enormes a los que voy agarrada por el mundo.
"Sé que un día llegué a París, sé que estuve un tiempo viviendo de prestado, haciendo lo que otros hacen y viendo lo que otros ven..."
"Sé que un día llegué a París, sé que estuve un tiempo viviendo de prestado, haciendo lo que otros hacen y viendo lo que otros ven..."
28 comentarios:
Hablar de nuestras lecturas nos desnuda más que hablar de nosotros mismos. ¿Lo has pensado?
Me alegro de tener otro lugar en el que visitarte.
Seré merodeador asiduo.
Pues no, exactamente así no lo había pensado;-)
Me desnudaré discretamente, o bajo muchos velos, o más bien tras muchas horas y muchas hojas de lectura.
Gracias, Durrell.
Dime qué lees y te diré quién eres...
Salu2.
Ya lo creo. Auque algunas cosas cuesten y otras nos seduzcan con rapidez. Pero algunas permanecen para siempre.
Por eso sé que acabarás siendo claramente de la secta del café irlandés, jeje.
En cualquier caso, por aquí hablaremos un poco de todo, que no se puede ser sublime sin interrupción, como decía... ¿quién? Tengo que repasar algunas lecturas;-)
Anda, ¡qué sorpresa, Olga!
Cortázar es uno de mis amores literarios. Rayuela y Sus cuentos completos, que fui devorando también a lo largo de mi carrera de filología española. E incluso hubo veces que me perdía con ellos a la hora de comer; y así podía leerme dos o tres relatos para saciar mi voracidad cortazariana de aquel entonces...
Feliz andadura. Me apunto la dirección del nuevo blog. Un abrazo
Uno busca repetir esa sensación, no hay nada que haga tan feliz como admirar. Lo malo es que cada vez es más difícil. Podemos pensar que es culpa nuestra porque, entre otras cosas, es irrecuperable la inocencia en la mirada... y tenemos razón, pero en parte, sólo en parte. Ojalá las tiendas estuviesen llenas de libros que despertasen esa voracidad y con los que pudiésemos encontrarnos por casualidad cualquier tarde. De todas formas, es un poco como enamorarse, llega en cualquier momento;-)
Gracias por venirte hasta aquí, sister.
Abrazos.
Aparte de ser una gran escritora vas a tener que dedicarte al diseño gráfico. Te ha quedado un blog precioso. En cuanto al texto, cómo me gusta tu forma de decir las cosas "Sin ningún recurso para frenar la admiración..." o "en los fondos mistéricos de los bolsos enormes a los que voy agarrada por el mundo." Nunca se me habría ocurrido. Eres genial.
Besos
Con los juguetes estos de las plantillas, se parece a lo del anuncio aquel: "con estas manitas y mi tricotosa", etc. Yo creo que es una fiebre que se nos irá pasando; a decir verdad, a mí me gusta el negro sobre blanco. Pero bueno, la tentación de probar diseños es demasiado fuerte y está chulo, ¿no?.
A ver si te animas a ir comentando los libros. Es un poco como leerlos juntas.
Gracias por venir y un besazo;-)
Qué bueno, Olga; buena idea y buenos vientos, también nos asomaremos a esta nueva ventana... y mira por donde tengo abierto "Rayuela" sobre la mesa del escritorio en el capítulo 71... a partir de ahora, lo releeré con más afición si cabe...
Un abrazo
Mariano Ibeas
Bueno, la idea me rondaba hace mucho, pero si casi no tengo tiempo para llevar un blog... dudaba de poder mantener otro con la dedicación que me gusta. Me lo tomaré con tranquilidad, sin prisa pero sin (demasiada) pausa;-) La verdad es que lo empiezo con mucha ilusión.
Gracias por acercarte a mirar, Mariano.
Un fuerte abrazo.
Querida Olga, no hay otra; escribir solo de lo que te gusta, interesa, apasiona, por la necesidad, lo demás te será dado por añadidura.
Feliz camino y un beso.
La verdad es que también considero que la crítica es necesaria, aunque desgraciadamente sus motivos no sean siempre literarios (me parece). También con las alabanzas ocurre lo mismo. Da igual, no es mi tema. Reconozco que alguna vez me tienta hablar de lo que no me gusta, pero me motiva mucho menos. Creo que, de momento, este será un blog medio "escondido" para todo aquello que me gusta de siempre, o alguna novedad que me sorprenda, en fin, cosas agradables. Que hay muchas.
Un beso muy fuerte y mil gracias por contar contigo una vez más.
Somos lo que leemos. Seguro que eso ya lo dijo alguien.
O sea, que en parte somos Rayuela.
Te seguiremos doblemente.
.
Pues tienes toda la razón. Y tú y yo somos también la enciclopedia aquella, el Monitor, que nos ilustró la infancia. Igual le hago entrada y todo;-)
No sé qué me gusta más, si las coincidencias, que te hacen sentir cómplice, o las diferencias, que te muestran cosas que no conoces y, por tanto, te enseñan. De todo hay contigo. Eso es lo bueno.
Gracias, Alfaraz.
De Cortazar me enamoré con sus historias de Cronopios y Famas. ¿Cómo si no sabría subir una escalera? ¿O mucho menos posar un tigre?
Y con el Libro de Manuel conocí a unos revolucionarios atípicos (y a veces maravillosos) en París.
Pero Rayuela … todavía es una asignatura pendiente.
Besos Olga, y enhorabuena por tu nuevo blog
Los famas habían puesto una fábrica de mangueras, y emplearon a numerosos cronopios para el enrollado y depósito. Apenas los cronopios estuvieron en el lugar del hecho, una grandísima alegría. Había mangueras verdes, rojas, azules, amarillas y violetas...
Julio Cortázar
¿Has vuelto? Jeje, todo tiene su fin, como cantaban los Triana. Bueno, no está mal volver a los lugares y a las lecturas que forman parte de nuestra vida. Tienes que completar el ciclo con Rayuela, a mí El libro de Manuel no me gustó tanto (pero es que entonces era imposible, era una cuestión de fidelidad, y ya no he vuelto a leerlo, así que no sé). Con los cuentos he disfrutado como una enana, siempre. Queremos tanto a Glenda, ay. Los dejamos para otra entrada;-)
Tienes que leerte Rayuela, te la llevo a la cafetería solitaria (y no pasará como con Madame Bovary, lo juro;-).
Un beso con muchos ánimos para la vuelta al trabajo.
¡Hija de mi vida!...pero si que te cunde el dia,otro blog y encima recomendado lectura con lo que me gusta y Paris que decir esa maravillosa ciudad....y claro que eres intelectual,tu si....sino en que posición nos pones a los demas.
besicos
No sé si me cunde tanto (así voy;-) pero intentaré colgar entradas con cierta regularidad. El año pasado me quedé con ganas de comentar unos cuantos libros, nunca encontraba el hueco y esta es una manera de hacérselo. Claro que no soy eso que dices;-) Los demás quedáis en la posición que más os favorezca: la tuya, disparando un objetivo, jejej.
Besos y gracias por acercarte, compa.
Frente a la historia general de la literatura está la otra historia, la que vale, la personal, sentimental e intrasferible. Cada libro, cada poema, cada texto es una parte de nuestra biografía, unidos a un tiempo y a un lugar, como no podía ser de otra forma, y es un gozo comprobarlo en esta inauguración. Hablábamos de esto hace un tiempo (¡un tiempo, ya!) en aquella entrada sobre Quevedo, de las primeras de C.P. Y ahora, el buque insignia tiene una nave escolta. Larga y próspera navegación.
Besos.
Es verdad, recuerdo aquella conversación en una de las primeras entradas de las Caricias; también este blog podría haberse titulado así: deudas. Más que nave escolta, tengo pensado que sea frágil pero seguro esquife. Nada nos hace llegar a tierra firme como las lecturas que amamos y preferimos entre el mar de tanta letra.
Y no, no voy a escribir libros de texto. Sé muy bien que ya os los habéis leído y no pretendo dar lecciones que nadie necesita. Impresiones y párrafos, teselas de esa historia personal e intransferible que cada uno vamos construyendo, eso es lo que (supongo) iré dejando por aquí.
Besos y gracias por unirte a la singladura.
Enhorabuena por este nuevo blog de tan cinematográfico nombre que, sin duda, nos servirá a muchos de útil guía viajera por la inabarcable galaxia de los libros. Ojalá que un día también te animes a comentarnos tus películas, pues cuando te pones a ello lo haces de una manera muy personal y sugestiva.
Un saludo.
Con lo de las películas he pensado alguna vez hacer etiqueta en las Caricias, pero creo que en todo este tiempo sólo he comentado dos o tres. Me da como respeto (también ésto, no te creas;-) Lo que pasa es que tú eres un especialista que acepta muy bien las opiniones de los demás, jeje.
Más que una guía, pretendo hacer un viaje sin ruta por todos esos libros que nos van llegando también a salto de mata o de vida. Gracias por acompañarme.
Un saludo.
Ay, Rayuela, siempre Rayuela.
Te sigo también por aquí. Suerte.
Sí, por eso hago poesía, porque las obsesiones son imprescindibles y yo tengo tendencia;-)))
Gracias, Spender, me alegro de volver a "verte".
Saludos.
No pude resistir la tentación de echarle un vistazo a ese libro con puntas redondeadas al que no dejabas de leer. Asi llego la idea para mi primer monólogo "la Maga y baby Rocamadour", qué triste). Recuerdo también que fue una maravilla descubrir que a pesar de no tener ni un ápice de intelectual, presionaba el tubo de la pasta de dientes de la misma forma desordenada "que ellos", me llego al alma lo de tener algo en común!!.
Besillos cariño, y felicitaciones por este nuevo blog.
¡Y tan redondeadas! Tengo que hacerle una foto y colgarla junto a la entrada. Igual fotografío siempre los libros de los que hable... Sí, recuerdo que fue tu primer monólogo en la Escuela de Teatro. Jo, qué tiempos.
No te hace falta tener cosas en común con nadie, ya eres tú bastante maga;-)
Kisses.
Hola, Olga:
Me he tomado la libertad__ y la osadía__de colocar este texto tuyo en mi blog, sin tu permiso, para ilustrar un apartado de una especie de "club de lectura" que se llama precisamente "Rayuela". Yo doy por hecho que todo lo que publico en mi blog es de todos los que me visitan y que se puede reproducir (citando la procedencia, claro)excepto cuando median derechos de autor, que con la editorial y los derechos de autor hemos topado.
Bref... que, si me he extralimitado, me lo dices y lo eliminamos y santas pascuas...
Y aprovecho también para dar a conocer tu nueva "ventana".
Un abrazo
Mariano Ibeas
Nada, ningún problema, yo nunca pongo problemas si la autoría está convenientemente citada y clara, como tú dices (aunque supongo que aquí nos quedaremos poquitos;-) es una manera de dar a conocer este nuevo y extraño... y lento blog;-)
Muchas gracias y un beso.
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