jueves, 14 de julio de 2011

Dos poetas YIN: Almudena Vidorreta y Reyes Guillén

Yin. Poetas aragonesas 1960-2010, Olifante Ediciones de Poesía, 2010 

Con la publicación de la Antología de poetas aragonesas YIN, de la que tuve el honor de formar parte, descubrí a muchas autoras para mí desconocidas hasta entonces y releí a otras.  Tengo, por ello, una deuda de gratitud con ese libro y esas mujeres, y también con Ángel Guinda, artífice de esa reunión simbólica.  Por razones muy distintas, de casi todas he aprendido algo, en muchas he encontrado respuesta a preguntas que ya eran mías:   


Nada me conmueve más que la sensibilidad acorralada hasta el punto del suicidio, pero, intentando dar la menor pena posible, se me ocurrió AQUÍ reivindicar la figura (ficticia) de la poeta asesina. Ya que tantos se ocupan de las suicidas sin que por eso les exijan coherencia, me imagino que se podrá divagar con la liberadora sensación de que no sea el yo poético el que muere, sino el tú, sin necesidad de acabar matando gente. No animo tampoco, con esto, a que las demás poetas asesinen a nadie, of course, sino a la consideración estética del asunto. Quizá por eso me encantó la delicada contundencia irónica de esta pequeña femme fatale:

PRESAGIO

Allá vas con mi carmín en la boca
que no te enteras
y con los ojos cieguitos
pensando en un mañana que no va a llegar nunca.
Si supieras que voy a matarte
no caminarías tan despacio.

Almudena Vidorreta (Lengua de mapa, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2010)

En otro orden de cosas, expresar con cuidado y fidelidad un grado de emoción tan extremo como el que puede experimentarse realmente ante la muerte de un ser querido me parece de lo más complicado. Por desgracia, hubo una ocasión en que la brutal realidad me golpeó de esa manera y, muchos años después, intenté encerrar aquel desbordamiento en los límites de un poema, lo intenté AQUÍ.  Yo tardé mucho tiempo, puede que demasiado, porque no hay nada que me dé más miedo, ni nada que odie más como lectora que verme envuelta en un sentimentalismo tan comprensible desde el punto de vista humano como imperdonable desde el punto de vista literario; y también es fácil pecar de todo lo contrario: intentar convertirlo en no sé qué, como si nos avergonzásemos de sentir –y decir- dolor, amor, poesía.  Indudablemente, hace falta talento para tomarles el pulso a esas palabras.  Este poema de Reyes Guillén me tocó, se agarró a mi memoria desde la primera vez que la oí recitarlo.  Me rozó su intensa verdad, su dignidad, la brillante sencillez de su valentía, todo su dolor:

TIERRA

No me preguntes, tierra,
por qué te llamo.


No te extrañes, tierra,
si a ti me inclino;


si mi inercia
a ti me lleva.


Si sabes tierra 
que es porque
dentro, en ti muy dentro
nacen las flores 
y viven 
las madres muertas.


Reyes Guillén (inédito).